lunes, 18 de junio de 2007

la maquinita roja

por el estúpido tiempo tuve que ser seducido por la maquinita roja, con su atractivos beneficios de velocidad, confort, y para no continuar con el traslape, me vi fácilmete atratado en su coraza, todo estuvo bien, hasta que al final, por esos estúpidos cilindros aplastados, me vi en el deber de no regarle nada, si ya lo que decía pedir era excesivo para lo que había sido en realidad, me rehusé a regalarle otro cilindro más, entonces la dama para poder salir y no ser aplastada regaló sus cilindros, fue entonces cuando me marcó ese cráneo mañoso, poniendo en duda mi yo y dando esa mirada que me hizo sentir tanto odio por esa estupidez, por ese estúpido cilindro aplastado, maldito, miserable, ladrón, pensaba..., pero me controlé..., me dio una leve risa irónica, de no creer lo que me pasaba, pero no, no quedó ahí..., me quedó esa marca, me quedó como una pequeña brasa, que creo no haber apagado bien hasta ahora, y por eso lo escribo, hoy volví a ver esa máquina roja con ese mismo cráneo mañoso, y esa pequeña brasa, todavía viva, se me alsó, mi mirada si fijó, y gracias que no pasó a más que eso, pero lo mire con tal odio, con tanto fuego, que de verdad hubiese perdido el control..., pero tengo que hechar agua, espero con escribirlo apagarla, que escribir sea mi agua, y cuando tenga que volver a a ver esa máquinita roja, reir de mi mismo, y respirar, y dejar pasar....

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