jueves, 20 de septiembre de 2007

siempre que lo busco, ahí está



completamente quieto, como petrificado, sin el más mínimo movimiento aparente, me mira siempre que yo lo miro, siempre grande, elegante, imponente, siempre ostentoso donde quiera que esté, eso sí, apreciable solo para el que tiene ojos para él, porque no es ni jactancioso ni presuntuoso. mi cabeza no ha podido llegar hasta lo más profundo de él, no he logrado avanzar lo que quisiera, no quiero que me abandone, tengo que apresurarme, porque quizá mi cabeza se decida por olvidarlo completamente o quizá el decida olvidarme a mi, y no me permita luego, cuando decida acercarme lo que quisiera a él, cuando quiera acercarme más de lo que lo he hecho hasta ahora. quiero conquistarlo y sentir por un momento que lo logré dominar y hacerlo parte de mi, yo sé que cuando lo logre esos momentos quedarán grabados en mi cabeza por siempre.

1 comentario:

JOR!X dijo...

es bonito estar rodeado de estas montañas moradas, de saber que cuando quiera estoy en la libertad de ir a visitarlas de sentir en pocos minutos esa sensación de unión entre lo urbano y lo rural, sentirme con libertad, sentirme en el campo, ojalá pueda visitarlas pronto, y pasar un rato con ellas, con lo árboles, con el zacate, con las nubes, con el sol y las cercas... me hace falta un poco de campo en estos días...

 
Licencia Creative Commons
Este obra de Jorge Chinchilla Dannenberger está bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.