lunes, 22 de octubre de 2007

la muerte de mi hijo

quise poner esto, solo para reflexionar un poco, y para apoyar un poco con lo que yo creo que puedo hacer...

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LA MUERTE DE MI HIJO

Anteayer sábado 1 de setiembre, trescientos metros al sur del Ice en San Pedro, en horas de la mañana se accidentó mi hijo Luís Alberto Villalobos Blanco, Chispi, por mi apodo el Abogado “Chispa” que me pusieron los amigos del Barrio, cuando llegué a vivir aquí. Falleció a primeras horas de la tarde y ayer domingo le dimos cristiana sepultura y hoy lunes cuando desperté esperando que todo fuera un sueño y vi que no, que era realidad, con mi corazón destrozado y con el alma hecha pedazos sentí que la muerte de un hijo tan maravilloso tenia que servir para algo y entre en su habitación y en su computadora empecé a escribir estas líneas que deben de servir para que usted amigo lector y más si es joven piense en dolor que nos produce a los padres, familiares y amigos que te amamos cuando una tragedia de estas llega.

Todos los días, pero principalmente los fines de semana vemos en los noticieros, como los jóvenes se están matando de las carreteras, en una masacre sin fin, día a día nos quedamos sin los mejores muchachos que irresponsablemente se toman unos “traguillos” y después toman en volante de sus autos y corren como si fueran autos de carreras en pistas para ello y claro nos causan estos dolores tan espantazos que quienes lo están viviendo me comprenden.

Chispi, nació el 13 de se septiembre de 1985 y tengo que detenerme para llorar, con apenas casi 22 años, le falta lo que quedaba de este año y el otro que viene para ser médico, cursaba la carrera de medicina en la UNIBE, era un excelente pintor, un artista y tenía su ilusión centrada en ser un gran médico cirujano plástico, un hijo amoroso, respetuoso, con todas las virtudes que tienen todos mis hijos, que quienes los conocen se enamoran de ellos. Se esforzaba por tener las mejores calificaciones y tenia organizada su vida y todos sus planes los hacia conmigo, pero un acto de irresponsabilidad de los jóvenes que creen que las cosas le pasan a todos pero menos a ellos y por aprovechar su último fin de semana de vacaciones ya que hoy ingresaba nuevamente a clases, hizo lo que nunca había hecho se quedo en el bar de un amigo suyo en el centro comercial El Pueblo y en las primeras horas de la mañana, cuando casi llegaba a la casa, la tragedia le arrebato todo, sus ilusiones, sus planes, sus metas, todo y nos dejo a quienes lo amamos tanto destrozados buscando una explicación donde no la hay.

Chispi, me dejaste sin verte en tu graduación de bachillerato y de médico, sin verte partir a sacar tu especialidad y las visitas que te iba hacer, ni verte convertido en un gran hombre, casarse y tener tu primer hijo, instalar su clínica, todas aquellas ilusiones que cuando mas sufrimos nos hacemos con ustedes que son nuestros hijos, sabemos que vida es dura y para algunos a veces se nos hace mas dura, pero son ustedes nuestros hijos quienes con sus ilusiones nos alimentan a dar todo cuando podemos para seguir adelante, se que tengo otros hijos por quienes debo continuar, pero siempre le dije que fuiste mi primer hijo y entonces eras quien llevaba la delantera en esa carrera de ilusiones que hoy dejaste troncadas y con la que nos dejaste destrozados.

Como quisiera ir a todos los bares y centros de diversión de jóvenes que se divierten como dicen ellos, “sanamente”, pero que andan tomando licor y conduciendo, mezcla fatal que enluta a tantas familias como la mía, para contarles de mi hijo, quien era, como era y como dijo el Sacerdote en su Homilía “con toda la vida por delante”, para que actúen responsablemente y no le causen un dolor tan grande a sus padres, hermanos, y todos los demás familiares y amigos, como el que hoy vivimos. Por eso en medio del mayor dolor y desesperanza que puede sentir un padre, pocas horas después de haber sepultado lo que quedo de todo lo que eras Luís Alberto, pensé que tu tragedia debía servir para que si por lo menos salves la vida de otro joven, valía la pena hacerlo y considere que seria este el mejor medio para hacerlo. Y es por eso que en tu propia PC, te escribo estas líneas, para que pongas atención y pongas tus barbas en remojo, como decían nuestros abuelos. Uno no puede creer que una tragedia de estas le vaya a ocurrir, hasta que se ve en ella.

Siempre te pedí que nunca me causaras un dolor como este, porque no lo resistiría, Luís

Alberto, ahora tengo que resistirlo, pero ayúdame desde el cielo a soportarlo, no te resentiré nada, no tengo un mal recuerdo tuyo pero no sabrás como me dejaste, he leído muchos libros y escritos maravillas pero no existen palabras con las que se pueda describir un sufrimiento y un dolor como este.

Por todo eso, en memoria de hijo maravillo, le pido a usted joven no le cause un sufrimiento y dolor tan grande e indescriptible como este a sus padres familiares y amigos. Oiga la voz de mi hijo, cuando vaya a cometer un imprudencia semejante. No tienen que encerrarse en sus casas, pero cuando salen y se van a tomar unas “birrillas”, por favor no lleve su vehiculo y si lo hace que uno de los compañeros no tome para que conduzca y lo haga con responsabilidad, no a grandes velocidades, nada mas piense que si colisiona y el que se mata es usted, deja a sus padres, hermanos, familiares y amigos como estamos hoy y se atropella y mata a otra persona serán los suyos los que quedaran en la misma situación.

A mi esposa, mis hijos, familiares y amigos que están conmigo en este dolor les doy las gracias por su apoyo y oraciones para que Dios y mi hijo me ayuden a seguir con mi vida, dame Luisito su Chispita, para seguir con vida. A Dios, a mi esposa, a mis hijos y a las personas que de algún modo les he causado algún sufrimiento les pido que me perdonen si usted amigo lector quiere enviarme su voz de apoyo, puede hacerlo a mi dirección, en San Antonio de Desamparados, Residencial El Solar, Casa Uno C o a mi dirección electrónica, gilbertovillazamora@gmail.com. Para esto no hay resignación, por ahora hasta pronto Chispita. Te llevare en mi corazón y te amare por siempre, tu Papa.

Gilberto Villalobos Zamora.

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