domingo, 9 de diciembre de 2007

¿para qué tantos si no hacía falta?


compañero, amigo o colega, en mi como si fuera eso que no le he sido nunca a nadie, la risa, los dientes, la boca, luego ya las manos y siempre la mirada seductora (incómoda) y fija, dominado en realidad como si fuese lo que quisiera que él quisiera que fuese, pero ni modo, ¿vale la pena pensarlo de nuevo?, quizá se trate de la voz poco proyectada y resonante o del cuerpo transparente y pandeable, o quizá la espalda y los ojos, mejor me río y lo olvido…

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